La Historia
nos ha inculcado la manía
de sucumbir al floricidio:
nos arrancamos unos a otros de nosotros mismos
(ojo por ojo)
y hacemos de la Tierra
que alimenta las raíces un rastrojo
que siempre está a punto de prenderse
y explotar en la paz del universo.
Aprendamos a marchitar el odio.
Aprendamos de una vez
a marchitar
el odio:
flor por flor
y muerte a todos los inviernos.
Noelia Toribio